Llevando sonrisas a las ancianitaas
Mi abuela tenía por tradición ir 1 sábado al mes a compartir y ayudar a las ancianitas, pero ella ya no puede ir por motivos de salud, por eso es que yo decidí continuar con esa hermosa actividad.
Visitando el hogar de Ancianas San Vicente de Paula durante 3 sábados, el primer sábado se les llevo dibujos y colores y se puso a las ancianitas a colorear. El segundo sábado se llego a leerles cuentos y el tercer sábado se les llevo a Santa Claus y sus duendes. Durante los 3 sábados se compartió con todas las ancianitas, al mismo tiempo se les compartió refrigerio donado por una institución y se les llevó donativos recolectados durante las cacerías.
Aprendí lo importante que es guardarle respeto a los mayores y que ellos también tiene derecho a ser felices. Que con poco se le puede alegrar una mañana a las ancianas. La gente adulta necesita muy poco para ser felices. Y que ayudando gente es como se agranda el corazón.