¡Échales una garrita!
Soy Dahinda (Alondra) junto a mi manada y familia, conversamos sobre la importancia de las buenas acciones y de pensar en los demás. En mi día a día, noté que teníamos mucha ropa que ya no usábamos . Después de investigar con mis padres sobre la importancia de reutilizar y reducir nuestro impacto ambiental, decidí darle una segunda vida a nuestra ropa en buen estado, donándola a quienes realmente la necesitan.
Mientras investigaba a quiénes podría ayudar con mi ropa, noté que muchas personas simplemente la descartaban en lugar de aprovechar su utilidad. Comencé preguntando a familiares, luego a amigos y finalmente a mi círculo cercano. Durante este proceso, decidí donar la ropa al Instituto Nacional de Pediatría después de observar una problemática que a menudo se pasa por alto. Recolecté juegos de ropa para niñas, niños y mujeres, distribuyéndolos entre acompañantes y pacientes.
Se beneficiaron 170 personas con la entrega de ropa, superando la meta inicial de 100 mudas (510 prendas). Incluyendo playeras, pantalones, suéteres o chamarras, también se obsequiaron cobijas, almohadas y zapatos. El proyecto tuvo un impacto significativo en la comunidad del INP al abordar las necesidades de aquellos que rotan entre obligaciones y acompañamiento, los únicos familiares disponibles y aquellos que pertenecen a otros estados, proporcionando no solo ropa, sino también comodidad.
El proyecto me dejo una gran satisfacción al saber que podía ayudar a otros y que la gente se sintió escuchada y apapachada al ser notada una necesidad que los demás no vemos a simple vista, me hace creer más en mí, en que puedo hacer un cambio con ayuda de los demás, agradecer lo que tengo y sobre todo que siempre es importante ver al de a lado y ayudarlo si puedo hacerlo.