80 años no es nada

80 años no es nada

80 años no es nada. 80 años de campamentos, de promesas, de pases de Rama. 80 años de risas, de llantos, de emociones. 80 años de ver chicos crecer, ver dirigentes capacitarse, de ver familias formarse entre los que alguna vez compartieron una Manada. Hermosas historias que se cruzan, que forman parte de la vida de cientos de personas que alguna vez han pasado por el grupo. Pero, ¿qué pasa cuando de esos 80 años, toda la historia que queda son pocos parches? ¿Cuándo las generaciones actuales no saben hace cuánto que se formó una patrulla, ni que proyectos hizo el Clan, o a qué competencias fueron los Caminantes? ¿La Manada siempre se llamó así? Éstas y otras dudas surgen de las generaciones presentes en cada Rama cuando la historia de un grupo scout no se guarda como el más preciado tesoro. Cierto es que los Libros de Oro cumplen esa función, pero ¿quién podría reemplazar las caritas de asombro en Lobatos y Scouts cuando observen las fotos y las insignias de hace 40 años? ¿Qué precio tiene esa lágrima de emoción que le sale a un Rover en su Partida cuando ve el parche de su primer campamento? Como coleccionistas tenemos la obligación de mantener viva la historia de nuestro Movimiento a través de las insignias, los pañuelos, las estampillas, los diplomas y muchas cosas más que guardamos como tesoros en nuestras colecciones. Porque éstas no son sólo nuestras colecciones personales, son parte de la historia de nuestro Movimiento Scout. Y como historia, hay que saber mantenerla y cuidarla. Coleccionar no es sólo llenar tu casa de cosas o tratar de tenerlo todo, es poder acercarte a escuchar historias de viejos scouts relacionadas con los objetos de tu colección, a compartir unos mates mientras miran insignias o a ser vos el/la que transmita esas historias a los más jóvenes.

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