Historias que vuelan.
Me encanta leer porque me muestra formas de pensar, me da a conocer nuevas historias y sobre todo, me tranquiliza. Quería que las personas y los niños a mi al rededor pudieran sentir como se siente eso.
Los problemas que yo vi fueron dos. Uno era que había gente que no tenía acceso a libros, el otro era que la gente que sí podía tenerlos al dañarse los tiraban y eso no era ecológico.
Le pedí a mi manada que me donen libros viejos que no usen y esos libros junto con los que me donó Akela los reparé y le pedí a mi asesora que nos enseñe a algunos de la manada y a mi a reparar libros, después los llevé a la localidad de Tekax, Yucatán.
Este proyecto fue difícil porque eran dos tareas grandes: Entrenarse para reparar los libros y entregarlos.
Me dio mucho gusto poder convivir con los niños de Tekax y mi parte favorita fue exponer mi proyecto en la feria de proyectos.
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